Angelus 21 de diciembre 2014

Francisco: Si quieres ser mejor, es Jesús que llama a tu puerta

Hoy la tradicional audiencia de los miércoles fue diferente, ya que este 17 de diciembre el Papa Francisco cumplió 78 años.

En el Ángelus del domingo 21 de diciembre, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco recordó que estamos en el último domingo de Adviento, en el que el arcángel Gabriel revela a la Virgen la voluntad del Señor. Mencionó que debemos tomar a María como modelo, para prepararnos esta Navidad, sobretodo con su fe.

Papa Francisco: “Fijamos la mirada sobre esta sencilla joven de Nazareth, en el momento en el que se hace disponible al mensaje divino con su ‘sí’; acogemos dos aspectos esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararse a la Navidad… Sobre todo su fe, su actitud de fe, que consiste en el escuchar la Palabra de Dios para abandonarse a esta Palabra con plena disponibilidad de mente y de corazón”.

El Papa mencionó que la Virgen nos enseña a acoger el momento favorable en el que Jesús pasa en nuestra vida. Dijo: “Cuántas veces nos manda un ángel. Y cuántas veces no nos damos cuenta porque estamos muy ocupados…”.

Papa Francisco: “María nos enseña a acoger el momento favorable en el que Jesús pasa en nuestra vida y pide una respuesta preparada y generosa… Cuántas veces Jesús pasa en nuestra vida y cuántas veces nos manda un ángel. Y cuántas veces no nos damos cuenta porque estamos muy ocupados, sumergidos en nuestros pensamientos, en nuestros quehaceres, incluso en estos días en los preparativos de la Navidad, que no nos damos cuenta de que él pasa y llama a la puerta de nuestro corazón pidiendo acogida, pidiendo un sí como el de María”.

Para finalizar, invitó a todos a depositar su confianza en Nuestra Madre y en San José para vivir una Navidad verdaderamente cristiana.

Papa Francisco: Nos confiamos a la intercesión de Nuestra Madre y de san José, para vivir una Navidad verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad, preparados a acoger al Salvador, el Dios-con-nosotros.

Texto completo:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy, cuarto y último domingo de Adviento, la liturgia quiere prepararnos a la Navidad, ya a las puertas, invitándonos a meditar el pasaje del anuncio del Ángel a María. El arcángel Gabriel revela a la Virgen la voluntad del Señor de que Ella se convierta en Madre de su Hijo unigénito: “Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo”. Fijamos la mirada sobre esta sencilla joven de Nazareth, en el momento en el que se hace disponible al mensaje divino con su “sí”; acogemos dos aspectos esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararse a la Navidad.

Sobre todo su fe, su actitud de fe, que consiste en el escuchar la Palabra de Dios para abandonarse a esta Palabra con plena disponibilidad de mente y de corazón. Respondiendo al Ángel, María dijo: ”Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. En su “aquí estoy” lleno de fe, María no sabe por qué caminos se deberá aventurar, qué dolores deberá padecer, qué riesgos afrontar. Pero es consciente que es el Señor quien le pide y Ella se fía totalmente de Él y se abandona a su Amor. Esta es la fe de María.

Otro aspecto es la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el tiempo de Dios. María es aquella que ha hecho posible la Encarnación del Hijo de Dios, “la revelación del misterio, que fue guardado en secreto desde la eternidad”. Ha hecho posible la Encarnación del Verbo gracias precisamente a su “sí” humilde y valiente. María nos enseña a acoger el momento favorable en el que Jesús pasa en nuestra vida y pide una respuesta preparada y generosa. Y Jesús pasa. De hecho, el misterio del Nacimiento de Jesús en Belén, sucedido históricamente hace más de dos mil años, se implementa, como evento espiritual, en el “hoy de la liturgia”.

El Verbo, que encontró morada en el vientre virginal de María, en la celebración de la Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Pasa y llama. Cada uno de nosotros es llamado a responder, como María, con un “sí” personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios y de su Misericordia.

Cuántas veces Jesús pasa en Nuestra vida y cuántas veces nos manda un ángel. Y cuántas veces no nos damos cuenta porque estamos muy ocupados, sumergidos en nuestros pensamientos, en nuestros quehaceres, incluso en estos días en los preparativos de la Navidad, que no nos damos cuenta de Él que pasa y llama a la puerta de nuestro corazón pidiendo acogida, pidiendo un “sí” como el de María. Un santo decía “tengo miedo de que el Señor pase”. ¿Sabéis por qué tenía miedo? Miedo de no darse cuenta, de dejarlo pasar.

Cuando sentimos en nuestro corazón ‘quisiera ser más bueno, más buena, me arrepiento de esto que he hecho’; aquí está el Señor que llama, que hace sentir esto, las ganas de ser mejor, las ganas de estar más cerca de los otros, de Dios. Si tú sientes esto, párate. El Señor está ahí. Ve a rezar y quizás a la confesión, a limpiar un poco la habitación. Eso hace bien. Pero recuerda bien, si tú sientes esas ganas de mejorar, es Él quien llama, no dejarlo pasar.

En el misterio de Navidad, junto a María está silenciosa la presencia de san José, como viene representada en todos los belenes –también en ese que podéis admirar aquí en la plaza de San Pedro. El ejemplo de María y de José  es para todos nosotros una invitación a acoger con total apertura de alma a Jesús, que por amor se ha hecho nuestro hermano.

Él viene a llevar al mundo el don de la paz: “Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”, como anunciaron a coro los ángeles a los pastores. El don precioso de la Navidad es la paz, y Cristo es nuestra verdadera paz. Y Cristo llama a nuestros corazones para darnos la paz. La paz del alma, abramos las puertas a Cristo.

Nos confiamos a la intercesión de Nuestra Madre y de san José, para vivir una Navidad verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad, preparados a acoger al Salvador, el Dios-con-nosotros.

Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo a todos, fieles romanos y peregrinos venidos de distintos países; las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones.

En particular, saludo a los jóvenes del Movimiento de los Focolares, la Comunidad Juan XXIII, y los scouts AGESCI de Tor Sapienza (Roma). No olvidéis: el Señor pasa; y si tú sientes las ganas de mejorar, de ser más bueno, es el Señor que llama a tu puerta. En esta Navidad el Señor pasa.

Deseo a todos un buen domingo y una Navidad de esperanza, con las puertas abiertas al Señor, de alegría y de fraternidad, por favor rezad por mí..

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