Durante la audiencia general del 2 de diciembre, el Papa Francisco habló sobre su viaje en África. Comenzó agradeciendo al Señor por el gran Don que le permitió visitar tres países: Kenia, Uganda y la República Centroafricana.
Papa Francisco: Kenia es un país que representa bien el desafío global de nuestra época: Proteger la creación reformando el modelo de desarrollo para que sea justo, inclusivo y sostenible.
El Santo Padre mencionó que en Nairobi, la ciudad más grande de África oriental, se puede observar la convivencia entre la riqueza y la miseria, lo que es una vergüenza para la humanidad, porque no sólo ocurre en esa ciudad.
Papa Francisco: En algunas ocasiones animé a aprovechar la riqueza de ese país: riqueza natural y espiritual constituida por los recursos de la tierra, de las nuevas generaciones y los valores que forman la sabiduría del pueblo.
Con esto, el Papa llevó la palabra de Jesús diciendo: “Sean fuertes en la Fe, no tengan miedo”, mostrando con ello el lema de la visita. Por otro lado, expuso que ha querido abrir en la catedral de Bangui, en la República Centroafricana, la primer Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia, en donde se ha experimentado que el Señor está con cada uno en la barca, como guía.
Papa Francisco: Hemos renovado nuestro compromiso de seguir a Jesús, nuestra esperanza, nuestra paz, cara de la Divina Misericordia.
Concluyó con un mensaje para los jóvenes, expresando: piensa lo que quieres hacer en tu vida, es hora de pensar y pedir al Señor que te hace sentir su voluntad sin excluir la oportunidad de convertirte en misionero para traer el amor, la humildad y la fe en otros países.
Papa Francisco: La Fe se predica con el primer testigo y luego por la palabra, lentamente.
Texto completo:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy quiero hablarles de mi visita apostólica a Kenia, Uganda y la República Centroafricana, donde he tenido la alegría de llevar la palabra de esperanza de Jesús resucitado.
En Kenia, un país que representa bien el reto global de nuestra época, los animé a cuidar sus riquezas naturales y espirituales, constituidas por los recursos de la tierra, de las nuevas generaciones y de los valores que forman la sabiduría de los pueblos, para que sea justo, inclusivo y sostenible.
En Uganda, bajo la memoria de sus mártires, he constatado el testimonio de esperanza y el servicio en la caridad de tantos discípulos-misioneros que, no obstante las dificultades, buscan vivir según el Evangelio.
En la República Centroafricana, corazón geográfico del Continente, he querido abrir en la catedral de Bangui la primera Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia, en donde hemos experimentado que el Señor está con nosotros en la barca, es Él quien la guía y a Él hemos renovado el compromiso de seguirle. Él es nuestra esperanza, nuestra paz, rostro de la divina Misericordia.
Agradezco, una vez más, a las Autoridades civiles y a los Obispos de estas naciones su acogida, y doy las gracias a todos los que de diversos modos han colaborado.
Saludos
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España y de Latinoamérica. Invito a todos a dar gracias al Señor por este primer Viaje Apostólico a África, y a pedirle que dé abundantes frutos y muchos misioneros. Muchas gracias.
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