En la familia, “el mejor vino está por venir”: Papa Francisco

El Papa Francisco visitó este lunes 6 de junio la Ciudad de Guayaquil donde celebró la Santa Misa, además de visitar el Santuario de la Divina Misericordia, tomar el almuerzo con religiosos Jesuitas en el Colegio Javier, donde pudo encontrarse con su amigo el Padre “Paquito”.

El Santo Padre salió de Quito con destino a Guayaquil para encontrarse con fieles en el Santuario de la Divina Misericordia, a quienes bendijo y les prometió pedir por ellos. “Le voy a decir al Señor, Vos conocéis el nombre de los que estaban ahí. Le voy a pedir a Jesús para cada uno de ustedes mucha misericordia, que los cubra con su misericordia, que los cuide. Y a la Virgen que esté al lado de ustedes”.

Posteriormente presidió la Celebración de la Santa Misa en el Parque de los Samanes, la que se dedicó a pedir por las familias. El pasaje evangélico sobre el que reflexionó el Papa, fue el de las Bodas de Caná, del que recuerda la actitud de servicio y disposición por el prójimo de la Virgen María, y que “de lo peorcito” puede salir lo mejor, Jesús lo transforma: el mejor vino salió de esas tinajas donde los judíos se purificaban, de donde dejaban sus pecados emergió lo mejor transformado por Cristo.

Con respecto a la familia, señaló que viene lo mejor, lo dijo en los términos siguientes: “Murmúrenselo hasta creérselo: el mejor vino está por venir. Murmúrenselo en su corazón: el mejor vino está por venir. Y susúrrenlo a los desesperados o a los desamorados: Tened paciencia, tener esperanza, haced como María, tened esperanza, rezad, actuad, abrid el corazón, porque el mejor de los vinos va a venir. Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los que sólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas”.

“Como María nos invita, <hagamos lo que el Señor nos diga>. Hagan lo que Él les diga. Y agradezcamos que en este nuestro tiempo y nuestra hora, el vino nuevo, el mejor, nos haga recuperar el gozo de la familia, el gozo de vivir en familia. Que así sea”, concluyó.

Después almorzó con sus hermanos Jesuitas, en el Colegio Javier, y pidió expresamente que asistiera su amigo de años atrás, el Padre “Paquito”, quien tiene más de 90 años de edad, quien acudió a la convocatoria del Papa. Este momento fue privado.

Después, el Obispo de Roma regresó a Quito para otros dos eventos: la visita de cortesía al Presidente Correa y una visita a la Catedral. En Palacio Carondelet fue recibido calurosamente por el Presidente y se realizó un intercambio de obsequios, el Papa ofreció una réplica de un mosaico de la Virgen con el Niño, ante el cual San Ignacio y sus compañeros emitieron sus votos, en el nacimiento de la Compañía de Jesús.

En su visita a la Catedral de Quito, saludó a algunos enfermos y les bendijo, pero antes rezaron juntos el Ave María, en el discurso que tenía preparado recordaba a Santa Mariana de Jesús, así como a Santa Narcisa de Jesús y a la Beata Mercedes de Jesús e invitaba a imitarlas, en la sencillez de los actos ocultos.

 

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