Audiencia 03 de febrero

Francisco: Dios no quiere nuestra condena, sino nuestra salvación

Durante la audiencia general del 3 de febrero el Santo Padre habló sobre la Sagrada Escritura que presenta a Dios como misericordia infinita y como justicia perfecta.

 

Papa Francisco: Como recita el libro de los Proverbios: “Quien practica la justicia está destinado a la vida, pero quien persigue el mal está destinado a la muerte”.

 

Diferenció la justicia retributiva de una verdadera, porque mientras la retributiva se encarga de darle a cada uno lo que se le debe, ésta última consiste en responder con el bien para poder vencer al mal.

 

Papa Francisco: Se trata de un procedimiento que evita el recurso al tribunal y prevé que la víctima se dirija directamente al culpable para invitarle a la conversión, ayudándole a entender que está haciendo el mal, apelando a su conciencia.

 

Continuó expresando que cuando el culpable reconoce el mal hecho y deja de hacerlo, el mal ya no está, y aquel que era injusto se convierte en justo porque es perdonado y ayudado para reencontrar el camino del bien.

 

Papa Francisco: Es así como actúa Dios en lo relacionado con nosotros, pecadores. El Señor nos ofrece continuamente su perdón y nos ayuda a recibirlo y a tomar conciencia de nuestro mal para poder liberarnos. Porque Dios no quiere nuestra condena, sino nuestra salvación.

 

Mencionó que Dios ama y quiere que sus hijos vivan en el bien y en la justicia, en plenitud y felicidad.

 

Papa Francisco: Un corazón de Padre que no nos trata según nuestros pecados y no nos paga según nuestras culpas, como dice el Salmo.

 

Texto completo:

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como misericordia infinita, pero también como justicia perfecta. Parecerían dos realidades que se contraponen. Pero no es así, porque la misericordia de Dios es lo que hace que se cumpla la verdadera justicia. La justicia humana solamente limita el mal, no lo vence, no lo hace desaparecer. La justicia divina, en cambio, supera el mal contraponiéndolo al bien.

 

El camino privilegiado que la Biblia nos señala para alcanzar una auténtica justicia es aquel en el que la víctima, sin recurrir al tribunal, se dirige directamente al culpable, apelando a su conciencia, para que comprenda que está realizando el mal y pueda convertirse. Sólo así, el culpable, reconociendo su culpa, puede abrirse al perdón que la parte ofendida le ofrece. Esta es la manera de resolver los problemas y contrastes en la familia, por ejemplo, entre esposos o entre padres e hijos. El ofendido ama al culpable, no quiere perderlo, sino recuperar esa relación desgarrada. Dios actúa con nosotros, pecadores, de la misma manera. Nos ofrece continuamente su perdón, nos ayuda a acogerlo y a tomar conciencia de nuestro mal, para poder liberarnos de él y salvarnos, porque no quiere nuestra condenación sino nuestra felicidad eterna.

 

Saludos:

 

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que el Señor Jesús, rostro misericordioso del Padre, nos conceda, con su fuerza salvadora, acoger el perdón divino y aprender a perdonar a nuestros hermanos. Muchas gracias.

 

 

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