El Papa Francisco dirigió el rezo del Ángelus, en el día de la Epifanía del Señor, y en su mensaje previo mencionó que un signo de la luz del Señor es la estrella que guió a los magos, y con esta idea reflexionó e hizo un llamado a no tener miedo de esta luz y abrirse al Señor.
El Santo Padre explicó que en la vida de toda persona existen muchas luces, algunas buenas pero que no son suficientes porque duran poco y no dan la paz que buscamos; están también aquellas que nos enceguecen pero que nos dejan la más grande penumbra, como el dinero. En cambio, la luz del Señor es una estrella amable y gentil que no se apaga, porque es el Señor mismo, que nos acompaña y nos da una alegría única.
Enfatizó su llamado a no tener miedo a quien “ha perdido la fuerza de buscar y está cansado; a quien, afanado por la oscuridad de la vida, ha apagado el deseo: ¡Levántate, ánimo, la luz de Jesús sabe vencer las tinieblas más oscuras; levántate, ánimo!”
Además, el Papa se preguntó: “¿cómo encontrar esta luz divina?” Y él mismo responde que, como los magos, “poniéndose en movimiento, saliendo de sí, poniendo en juego su vida”. Y ejemplificó, por otra parte, que Herodes, en cambio, no encontró esa luz, tuvo miedo; y por aferrarse a su seguridad, llegó al crimen. Los sacerdotes tampoco encontraron esa luz, porque sabían dónde nacería el Niño, pero no se movieron. Todo su saber ¿para qué sirvió?, cuestionó el Papa. Luego entonces, “no basta saber que Dios ha nacido, no se hace Navidad con él”, subrayó.
El Obispo de Roma finalizó su mensaje indicando que los magos no solamente vieron al Niño e hicieron una oración superficial y se fueron, sino que lo adoraron, “entraron en una comunión personal de amor con Jesús”. Por ello, invitó a no dedicarle sólo un poco de tiempo, porque de esa manera “no encontraremos su luz”, sino que hay que adorarlo con todo nuestro ser, concluyó.
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