El pasado 22 de septiembre el Papa Francisco llegó a Washington DC en continuación a su viaje apostólico por América, en donde fue recibido por el presidente de esta nación, Barack Obama.
En la ceremonia de bienvenida del 23 de septiembre se reunió con el mandatario estadounidense en la Casa Blanca, en donde le dio la bienvenida por visitar Estados Unidos. El Santo Padre durante su discurso agradeció su recibimiento a todos los ciudadanos estadounidenses e invitó a apoyar las iniciativas de la comunidad internacional para proteger a los más vulnerables de nuestro mundo.
Posteriormente se dirigió a visitar a los Obispos de esta nación y durante su trayecto en el Papamóvil, el Santo Padre fue recibido con gran entusiasmo por los fieles presentes. Al llegar a la Catedral de San Mateo, el recinto se llenó de aplausos.
Dijo a los obispos que él confía plenamente en ellos y que cuando realizan su labor pastoral el Papa los apoya, los acompaña en ese gran esfuerzo. Así también, les recomendó continuar siendo pastores cercanos a la gente y acoger a los migrantes sin miedo.
El Santo Padre celebró la canonización del Beato Junípero Serra en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en Washington D.C. Mencionó en su homilía que dejemos de lado el espíritu del conformismo y que volvamos al espíritu humano.
También habló de la alegría del Evangelio, de cómo Junípero Serra supo vivir lo que es la Iglesia en salida, supo dejar su tierra y salir al encuentro.
Al siguiente día visitó el Congreso de Estados Unidos. En su discurso agradeció la invitación por permitirle un espacio en el Congreso y comentó a los miembros que al ser los representantes del pueblo están llamados a defender la dignidad de sus ciudadanos. Los exhortó a ser agentes de diálogo y de paz.
Al término de su discurso visitó el Centro caritativo de la Parroquia de San Patricio y encuentro con los desamparados. Les dijo que le recordaban a San José cuando nació Jesús, al preguntarse ¿cómo es que el Hijo de Dios no tiene un techo para vivir? Dijo que como él deberíamos reflexionar y hacernos la misma pregunta respecto a nuestros hermanos que no tienen hogar.
Más tarde celebró la Santa Misa en las Vísperas con el clero, los religiosos y religiosas en la Catedral de San Patricio, en Nueva York. En su homilía expresó sus sentimientos respecto a los hermanos islámicos y la tragedia que sufrió el pueblo en La Meca. Asimismo, los invitó a reflexionar sobre el camino de la fidelidad a Jesucristo mediante el espíritu de la gratitud y el espíritu de la laboriosidad.
Para el 25 de septiembre se reunió con el personal de la Sede de las Naciones Unidas, en donde expresó su alegría de poder saludarlos y los felicitó por el esfuerzo cotidiano que hacen posible para las iniciativas diplomáticas, culturales económicas y políticas.
En su discurso en la Organización de las Naciones Unidas, le agradeció al secretario general Ban Ki-Moon por la invitación, rindió homenaje por los que se han sacrificado por la humanidad estos 70 años. Así también, habló de llevar una agenda basada en la justicia y dar pasos concretos para vencer el fenómeno de la exclusión social, la trata de seres humanos, el comercio de órganos, la explotación sexual de niños y niñas, el tráfico de drogas, el crimen internacional organizado y la agenda 2030 para recuperar al medio ambiente.
Más tarde visitó la Zona Cero en donde miles de vidas fueron arrebatadas en un acto de destrucción y pidió pedir por la paz, paz por los lugares en los que la guerra parece no tener fin.
Su última escala del día 25 de septiembre fue la escuela de Nuestra Señora Reina de los Ángeles y el encuentro con niños y familias de inmigrantes en donde dijo que todos somos capaces de soñar, y que no perdamos la esperanza de tener un mundo mejor y con mayor posibilidades.
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