En continuación al viaje pastoral del Papa Francisco por Sudamérica, el pasado 8 de julio llegó a Bolivia, donde se realizó una ceremonia de bienvenida en el Aeropuerto Internacional El Alto de la Paz. Fue recibido por Evo Morales, Presidente de Bolivia, y por una multitud de fieles que lo esperaban con gran entusiasmo desde la última visita de San Juan Pablo II en 1988.
El Papa caminó en compañía de niños indígenas que portaban trajes típicos hasta el Altar Papal para escuchar las palabras del Presidente. Asimismo, Francisco les deseó paz y prosperidad, alentando a las familias y a los jóvenes a ver por el bien común.
Al término, el Pontífice se dirigió a una reunión con el mandatario de Bolivia -quien le hizo entrega de algunos obsequios- y posteriormente, en la Catedral de la Paz, se reunió con las autoridades civiles. Ahí dijo encontrarse alegre de convivir con los hermanos bolivianos, también invitó a vivir una ecología integral, pidiendo al Señor el progreso de Bolivia bajo la dicha y la paz.
Al día siguiente, Francisco, el Papa de los pobres -así llamado en Bolivia- celebró la Santa Misa en la Plaza de Cristo Redentor y durante su homilía recordó a los feligreses reunidos las acciones de comunión de Jesús: toma, bendice y entrega sin descartar a los más necesitados.
Después de la celebración Eucarística, sostuvo un encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en el Coliseo del Colegio Don Bosco, a quienes les recordó el relato del Evangelio sobre el último discípulo que se unió a Jesús: Bartimeo, ciego y mendigo. Un ejemplo de nuestra reacción frente al dolor de quien está al borde del camino.
Para finalizar su segundo día de jornada pastoral en Bolivia, dirigió a los presentes algunas palabras en el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, con alegría invitó a luchar por los más pobres y a generar un cambio positivo en el mundo.
El viernes 10 de julio como parte de su visita, el Santo Padre agradeció por las distinciones otorgadas por el Presidente y decidió obsequiarlas a la Virgen de Copacabana para que cuide al pueblo boliviano y se acuerde del Sucesor de Pedro y de toda la Iglesia.
Como última jornada pastoral, el Obispo de Roma alentó y levantó el ánimo a cientos de personas privadas de su libertad en el Centro de Rehabilitación Santa Cruz- Palmasola, en donde escuchó 3 testimonios de vida y dijo no poder dejar Bolivia sin ir a verlos, compartir su fe y recordar la tarea de dignificar y no humillar.
Al término, se dirigió al Aeropuerto para continuar su viaje pastoral por América Latina y llegar a Paraguay como tercer y último país de visita apostólica.
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