El 6 de junio de este año, el Papa Francisco visitará la ciudad de Sarajevo, en Bosnia-Herzegovina, en un viaje apostólico de un día, pero con una agenda muy completa.
Como lo hizo en su viaje a Nápoles, esta visita tendrá duración de un día, cuyas actividades comenzarán muy temprano y cuya cercanía geográfica con Italia hace más sencilla este tipo de agenda.
La partida de Roma será sobre las 7:30 de la mañana, hacia las 9 de mañana tendrá lugar el recibimiento oficial, media hora más tarde se llevará a cabo la bienvenida oficial y para las 10:10 el Papa tendrá un encuentro con las autoridades.
El Papa Francisco celebrará la Santa Misa a las 11:00 en el estadio Kosevo, a las 13:15 está agendado un encuentro y almuerzo con los obispos del país, así como un encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en Catedral, por la tarde. Después sostendrá un encuentro ecuménico e interreligioso, a las 17:30 horas.
El último encuentro de la visita será con los jóvenes, tras lo cual se tendrá la despedida oficial y el avión del Papa partirá hacia la Ciudad Eterna a las 20:00 horas.
Bosnia-Herzegovina se ubica en la península de los Balcanes, en una porción de la ex Yugoslavia, en el Continente Europeo. Es digno de señalarse que es un país donde los católicos son minoría y la religión musulmana es mayoritaria.
Los países ubicados en la Península de los Balcanes, en la que habitan fieles musulmanes, cristianos ortodoxos y católicos, resultantes de la disolución de Yugoslavia, tales como Bosnia, Croacia, Serbia, Eslovenia, Montenegro y Macedonia, incluso la autoproclamada Kosovo, fueron muy probados durante la década de los noventa, ya que al ir declarando sucesivamente su independencia se creaban tensiones entre sí, alimentadas por radicales nacionalismos, de los cuales fue muy sangrienta, la guerra de Bosnia.
Este conflicto desgraciadamente contó con episodios muy graves como el de Srebrenica, en que fueron asesinadas unas 8 mil personas en un área declarada protegida por las Naciones Unidas, en 1995. Este conflicto se caracterizó por los intentos de limpieza étnica. En sólo tres años de guerra, sus efectos fueron devastadores, con alrededor de 100 mil víctimas y casi dos millones de desplazados. Esta guerra terminó con la firma de los Acuerdos de Dayton, a finales de 1995.
El Papa Juan Pablo II visitó en 2003 el país en la región de Banja Luka, y durante su homilía dijo: “Desde esta ciudad, marcada a lo largo de la historia por tantos sufrimientos y tanta sangre, suplico al Señor omnipotente que tenga misericordia de las culpas cometidas contra el hombre, contra su dignidad y libertad, también por hijos de la Iglesia católica, e infunda en todos el deseo del perdón recíproco. Solamente en un clima de verdadera reconciliación, el recuerdo de tantas víctimas inocentes y de su sacrificio no será vano y nos impulsará a construir relaciones nuevas de fraternidad y comprensión”.
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