Para vivir la Cuaresma, ¿viajar al desierto?
En el desierto se encuentra la intimidad con Dios, el amor del Señor. La Cuaresma propone la ausencia de palabras vanas y hacer espacio a la Palabra de Dios.
En el desierto se encuentra la intimidad con Dios, el amor del Señor. La Cuaresma propone la ausencia de palabras vanas y hacer espacio a la Palabra de Dios.
La Cuaresma es un tiempo de preparación, de espera, de purificación, de vuelta al señor. Es un tiempo de conversión.
La Cuaresma es el tiempo en que la oración y la penitencia nos ayudan a prepararnos para vivir mejor la Semana Santa.
El carnaval que comienza con la cuaresma no es motivo de cualquier juego, es en conmemoración a un hecho importante dentro de la iglesia el cual hay que respetar.
La cuaresma es un periodo que sirve para reflexionar, perdonar y reencontrarnos con nosotros mismos.
La fe es tener el deseo de encontrar a Dios, de estar con Él, de ser feliz con Él.
Detente, mira y vuelve. Vuelve a la casa de tu Padre. ¡Vuelve!, sin miedo, a participar de la fiesta de los perdonados.
El Papa nos invita a detenernos de nuestro frenesí, del ruido y otras cosas, realizar un retiro espiritual es una opción, el grupo “Sígueme” ofrece uno.
La Cuaresma es tiempo rico para desenmascarar qué nos impide detenernos, qué impide dejar que nuestro corazón vuelva a latir con el palpitar del Corazón de Jesús.
En esta Cuaresma, el Papa Francisco invitó a contemplar el crucifijo, porque la cruz no es un adorno más para llevar o colgar, sino “el símbolo de la fe cristiana”.
La parábola del pobre Lázaro y el rico nos invita a abrir la puerta de nuestro corazón al necesitado, porque cada persona es un don, sea vecino o un pobre desconocido.
El Mensaje cuaresmal del Papa Francisco se centra en «la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro», pasaje que da la clave para alcanzar la vida eterna.