
Pensemos, vivamos y oremos en plural cristiano
Las buenas acciones, esas llamadas de misericordia, son siempre la ayuda a otros, no la autosatisfacción.
Las buenas acciones, esas llamadas de misericordia, son siempre la ayuda a otros, no la autosatisfacción.
Que nuestros hijos vean que celebramos una gran fiesta para Jesús y signo visible no podemos olvidar arrullar al niñito Jesús en la Nochebuena.
El rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina.
La resurrección de Jesús “nos dice que la última palabra no es la muerte, sino la vida”.
Los actos de amor pueden ser cosas que nos cuestan trabajo hacer, pero que en este tiempo haremos por amor a Dios, por amor al Niño Jesús y por amor a nosotros.
La Virgen de Guadalupe es un hermoso instrumento de Dios para traer la paz y forjar nuestra patria.
San José es el modelo de padre, por haber tenido el honor de ser el papá terrenal de Jesús y tener que defender a su hijo de las asechanzas de quienes querían dañarlo.
Repetimos el Padre Nuestro sin darnos cuenta lo importante que es, pues fue Jesús quien nos ha enseñado a llamarle a Dios “Padre”.
Un peligro de quien habla de Dios es no hablar con él. Para hablar de Dios primero hay que hablar con él.
Los cristianos debemos crear un ambiente alegre en casa para que nuestra familia viva coherentemente la alegría de la Pascua.
El Catecismo de la Iglesia afirma de María: sus manos, sus ojos, su actitud son un “catecismo” viviente y siempre apuntan al fundamento, el centro: Jesús.
La oración de Jesús y de los santos nos muestra que se puede alabar siempre en las buenas y en las malas porque Dios es el amigo fiel.