Analizan en el Vaticano situación de la mujer en el mundo de hoy

“Pedimos a los fieles orar por la vida religiosa”, externó el arzobispo de León, monseñor Alfonso Cortés Contreras.

Horas antes de abordar el avión con rumbo a la Santa Sede, el prelado explicó a yoinfluyo.com que la vida religiosa “es un don y una gracia de Dios que tenemos en estas personas (religiosos), con sus carismas”.

En ese contexto, anunció que en la Arquidiócesis de León ya se tiene un programa de actividades que se promoverán a lo largo del año por el delegado para la Vida Religiosa, el Padre Juan Manuel Buzo Sánchez, quien, con los otros religiosos que conforman el presbiterio, llevará a cabo un Congreso sobre la Vida Consagrada.

“Los 121 sacerdotes que tenemos en la Arquidiócesis en conjunto, con las cerca de 700 religiosas que conforman el Presbiterio, han llevado a cabo varias reuniones en relación a los objetivos del Año de la Vida Consagrada, el cual dio inicio el pasado 30 de noviembre del 2014 y culminará hasta el 2 de febrero del 2016”, refirió Mons. Cortés Contreras.

En cuanto a su viaje al Vaticano, emprendido este sábado 31 de enero, el Arzobispo de León refirió que, como miembro de la Asamblea del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano, nombramiento que le fue dado en el segundo semestre del 2014 por el Papa Francisco, es llamado a la plenaria conformada por otros 27 jerarcas que integran dicho consejo encauzado en el tema de la cultura y la educación, donde analizarán el tema sobre la situación de la mujer a nivel mundial.

El jerarca religioso comentó que en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Cultura, la cual lleva como título “Las culturas femeninas: igualdad y diferencia”, se profundizará sobre todo en “circunstancias dolorosas”, como la pobreza, la falta de educación, violencia, el abuso en sus diferentes formas, “que se tiene por todo ese pansexualismo que hay en el mundo y la víctima es la mujer”.

Asimismo, aseguró que la Iglesia siempre ha tenido gran amor y defensa de la dignidad de la mujer. “Creo que el corazón de la sociedad son nuestras madres y hermanas en la familia. Voy con mucho gusto y con mucha esperanza”, agregó sobre dicho encuentro, que se celebra en Roma del 4 al 7 de febrero.

Por otra parte, este 2 de febrero, “Fiesta de la Presentación del Señor”, la Iglesia celebró la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que este 2015 cobra una relevancia significativa al estar enmarcada en el Año de la Vida Consagrada convocado por el Santo Padre.

La vida consagrada está conformada por todos los bautizados que se consagran a Dios a través del rito de profesión o el de consagración de vírgenes. Estos fieles se comprometen a vivir la pobreza, castidad y obediencia, a través de emisión de votos o promesas.

Entre las ramas de la Iglesia Católica que hacen este ofrecimiento se encuentran los institutos de vida contemplativa (varones y mujeres en comunidades claustrales), institutos de vida apostólica (congregaciones religiosas masculinas y femeninas, sociedades de vida apostólica), institutos seculares, orden de las vírgenes consagradas y nuevas formas de vida consagrada.

De acuerdo con estadísticas de la Iglesia Católica publicadas en octubre de 2014 por la agencia vaticana Fides, en el mundo hay mil 216 obispos pertenecientes a órdenes religiosas, 134 mil 752 sacerdotes religiosos, 538 diáconos permanentes religiosos, 55 mil 314 religiosos no sacerdotes y 702 mil 529 religiosas.

Además, el documento precisa que la Iglesia cuenta con 711 miembros de institutos seculares masculinos y 24 mil 702 miembros de institutos seculares femeninos. Por otro lado, el número de seminaristas mayores religiosos es de 48 mil 62 y los seminaristas menores religiosos son 22 mil 749.

Cabe recordar que el pasado noviembre de 2014 el Obispo de Roma ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús envió una carta apostólica a todos los consagrados para señalar los objetivos del Año de la Vida Consagrada.

El primero es “mirar el pasado con gratitud” para “tener viva la propia identidad, sin cerrar los ojos a las incoherencias, fruto de las debilidades humanas y quizás también al olvido de algunos aspectos esenciales del carisma”.

El segundo objetivo es “vivir el presente con pasión”, así como “el Evangelio en plenitud y con espíritu de comunión”. Por último, el tercer objetivo es “abrazar el futuro con esperanza, sin desanimarse por tantas dificultades que se encuentran en la vida consagrada a partir de la crisis vocacional”.

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