Debido a que el modelo de educación del Estado se encuentra en crisis y deteriorado, las escuelas deben plantear una nueva pedagogía que sea realista, una educación que no nazca en papeles ni documentos, sino mirando la realidad, reflexionó Enrique Palmeyro, director Mundial de Scholas, durante los trabajos de su IV Congreso Mundial que se lleva a cabo en El Vaticano.
Se trata de una jornada llena de testimonios y propuestas de formadores y estudiantes que se comprometen con el aprendizaje que incluye el servicio solidario, una herramienta social promovida por Scholas que les permite formarse en lo individual y también mejorar su entorno, de tal manera que son ellos los protagonistas de su realidad, mientras cumplen con los requisitos de una evaluación curricular.
Entre los proyectos presentados en este día del IV Congreso Mundial, bajo el lema “Responsabilidad social educativa, un compromiso de todos los actores”, destacó la presentación de Rondine, la Ciudadela de la Paz, ubicada en la provincia de Arezzo, Italia, donde jóvenes universitarios provenientes de las principales zonas de conflicto comparten dos años de convivencia cotidiana intentando desterrar la palabra “enemigo” de sus vocabularios.
Es un proyecto de integración cultural, advirtió Franco Vaccari, presidente de Rondine, tras destacar que es posible salir de la condena histórica de ser enemigos del otro.
“Descubrimos una realidad trágica donde millones de jóvenes nacen en culturas que alimentan la idea del enemigo en su propio territorio; pero en Rondine sabemos que es posible encontrar a la persona en la imagen del enemigo, que es posible un modelo educativo que no fomente la tentación del enemigo. La convivencia es posible porque podemos resolverla, porque desde hace 17 años hemos declarado la guerra a la palabra enemigo”, aclaró Vaccari.
A miles de kilómetros de allí, en la Comunidad de Valencia, España, los jóvenes de cuarto año de educación secundaria salieron de su colegio en el Barrio Santa Cruz de Mislata para ir al encuentro de la realidad de su localidad: los inmigrantes y refugiados.
En Mislata se encuentra uno de los cuatro Centros de Acogida a Refugiados (CAR) que el Estado español mantiene para dar servicio a quienes sufren persecución en sus países de origen. “Somos un centro de acción educativo singular cuyo objetivo es atender necesidades en la comunidad, aquí un gran número de vecinos provienen de zonas de conflicto y están en calidad de refugiados”, dijo su presidente Miguel Ruiz.
“Nuestro barrio es una población inmigrante principalmente. Por ello, la escuela se ha vinculado al CAR. Nuestra experiencia de aprendizaje-servicio inició con un análisis del centro educativo respecto a la perspectiva que se tiene de los refugiados, se realizó un trabajo con los alumnos”, dijo.
Los alumnos dejaron de saber qué era un refugiado leyéndolo en un libro, pero acudieron al centro de refugiado a reconocerlo. Esto es un ejemplo como el acercamiento del estudiante con su entorno, su realidad social o cultural genere un aprendizaje integral.
Fue así que realizaron un documental para presentar las realidades de los refugiados en el CAR; y estas actividades se integraron en el día mundial del refugiado. La ciudadanía de Mislata es la principal destinataria puesto que, a pesar de ser el CAR un lugar conocido para la comunidad, no se pasaba de la puerta; por ello el impacto de este trabajo se ha visto reflejado en los medios de comunicación”, explicó Miguel Ruiz Collados, director de estudios del colegio.
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