“Los primeros cristianos confesaron a Jesucristo, pagando con sus vidas. Esta historia se repite hasta hoy”, destacó el Papa Francisco durante la misa celebrada esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, expresando su cercanía a la familia del Pade Jacques Hamel, asesinado el 26 julio, mientras celebraba la misa, y a toda la comunidad de Rouen a la que pertenecía.
En la fiesta de la Exaltación de la Cruz, el Papa recordó que Jesucristo, el primer mártir, “el primero que da la vida por nosotros, y de este misterio de Cristo comienza toda, toda la historia del martirio cristiano, desde los primeros siglos hasta hoy”.
“Hoy hay cristianos asesinados, torturados, encarcelados, degollados, porque no reniegan de Jesucristo. En esta historia, llegamos a nuestro Padre Jacques: él forma parte de esta cadena de mártires. Los cristianos que hoy sufren –en la cárcel o con la muerte o con las torturas– por no renegar de Jesucristo, hacen ver la crueldad de esta persecución. Y esta crueldad que pide la apostasía, digamos la palabra, es satánica. Y cuánto gustaría que todas las confesiones religiosas dijeran: ‘Matar en nombre de Dios es satánico’”.
El Padre Jacques era un hombre bueno, de paz, pero “fue asesinado como si fuera un criminal”, dijo el Papa, indicando un motivo preciso de reflexión: “En medio del momento difícil que vivía, en medio también de esta tragedia que él veía venir, un hombre manso, un hombre bueno, un hombre que hacia fraternidad, no perdió la lucidez de acusar y decir claramente el nombre del asesino, y lo dijo claramente: ‘¡Vete, Satanás!’ Ha dado la vida por nosotros, ha dado la vida por no renegar de Jesús. Ha dado la vida en el mismo sacrificio de Jesús sobre el altar. Que él desde el Cielo, porque debemos rezarle ¿eh?: ¡es un mártir! Y los mártires son beatos, debemos rezarle, para que nos dé mansedumbre, fraternidad, paz, también la valentía de decir la verdad: matar en nombre de Dios es satánico”.
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