“¿Por qué no murió”: Alí Agca

A los 33 años de la intervención de la Virgen de Fátima en el atentado contra San Juan Pablo II, sigue siendo un hecho que ha conmocionado al mundo hasta nuestros días.

En entrevista con yoinfluyo.com, el Capellán del Templo Expiatorio de Cristo Rey (antigua Basílica de Guadalupe), Monseñor Pedro Agustín, revela que el atentado que padeció Juan Pablo II es un hecho que Dios ha permitido para manifestar su gloria, entre otras cosas, ya que, por un lado, no se hubiera conocido la capacidad del perdón que tenía el Papa y, por el otro, su estado de fe.

La intervención de la Virgen de Fátima

Monseñor Agustín señala que el Santo Padre vio una mano divina materna (se refiere a la Virgen María) que desvió la bala que tendría que haber tocado órganos vitales que debió haberlo matado. Destacó que la interpretación que el Papa Juan Pablo II le había dado a este acontecimiento era el de un acontecimiento totalmente espiritual que lo atribuía a la Virgen de Fátima.

Mencionó que con esta interpretación nos remitiríamos a lo que el año 2000 salió de la misma Congregación para la Doctrina de la Fe, donde señala que el tercer secreto de Fátima se ha cumplido.

Mensaje histórico de Dios para el mundo

Monseñor puntualiza que este hecho es trascendental para toda la humanidad, ya que cada una de las personas debe de recordar que siempre estamos en las manos de Dios que nos cuida y protege; pero algo más significativo es que precisamente Dios mismo nos ha dado a la Virgen María madre de Jesús que siempre será nuestra protectora y madre nuestra, ya sea que la llamemos de Fátima, de Lourdes, de Guadalupe o de alguna otra advocación.

“Lo que celebramos principalmente en esta fecha, es el acontecimiento de las apariciones marianas, porque nos invitan a la conversión de vida, pero sobre todo, nos manifiestan el amor misericordioso que Dios mismo nos tiene”.

“La enseñanza que Jesús nos revela con este suceso es ‘ama a los que no te aman y ora por aquellos que te persiguen’, de tal manera de que sea un recordatorio que Cristo nos ha revelado”, subrayó el Capellán.

Breve semblanza del atentado en 1981

El 13 de mayo de 1981, el entonces Papa Juan Pablo II recorría la Plaza de San Pedro en el Papamóvil, saludando a todos los peregrinos que asistían para verlo, nadie en su momento se percataría de lo que posteriormente iba a suceder.

A las cinco de la tarde con diecinueve minutos, el turco Mohamed Alí Agca salía de la nada dando dos disparos hacia el Vicario de Cristo, que caería instantáneamente sobre su secretario, el cardenal Stanislaw Dziwisz.

Toda la plaza se encontraba consternada y vuelta en llanto por la caída del Papa, la primera bala le había atravesado de parte a parte, lesionando el sigma y el intestino en varios puntos, y la segunda le había perforado el antebrazo, de inmediato fue llevado con urgencia al hospital.

Aquel 13 de mayo se cumplían 64 años de la aparición de la Virgen de Fátima a los niños Jacinta, Francisco y Lucía. “La extraordinaria protección de la Virgen se ha demostrado más fuerte que el proyectil asesino”, declaró en su primera audiencia el Papa Juan Pablo tras el atentado.

Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, el Papa viajó por primera vez a Fátima para agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de su vida y el restablecimiento de su salud.

En diciembre de 1983, el Papa visitó en la cárcel al hombre que intentó matarlo. El mismo Alí Agca habló de Fátima. "¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastante y mortal, ¿por qué entonces no murió? ¿por qué todos hablan de Fátima?"

Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que desde 1984 está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.

En 1982, Juan Pablo II consagró solemnemente el mundo entero al corazón inmaculado de María.

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