Del 6 al 27 de octubre, se llevará a cabo el denominado Sínodo de la Amazonía con el objetivo de “identificar nuevos caminos de evangelización para esa porción del Pueblo de Dios”.
Al abrir los trabajos del Sínodo de la Amazonía, reunido con obispo y cardenales, el papa Francisco recordó a los presentes que su labor para comprender e interpretar la realidad de la Amazonía deber ser con “ojos de discípulos y de misioneros”, es decir, desde la dimensión pastoral.
“El amor que el Espíritu Santo puso en nosotros nos impulsa al anuncio de Jesucristo, un anuncio que no se tiene que confundir con proselitismo”, aclaró.
En ese sentido, el Sumo Pontífice señaló que el acercamiento a los pueblos amazónicos debe ser “en punta de pie”: respetando sus raíces, ya que ellos poseen entidad y sabiduría propia. Es decir, el acercamiento no debe ser con el afán de “disciplinar” a los pueblos amazónicos con respecto a su historia o su cultura.
Recordó que en el pasado en su país, Argentina, el lema “civilización y barbarie” sirvió para dividir y aniquilar a la mayoría de los pueblos originarios, y que, actualmente persiste para calificar con nombres despectivos determinado grupo de personas, “se habla de civilización de segundo grado”.
En ese punto del mensaje de apertura de los trabajos sinodales, el Santo Padre expresó que le dio mucha pena escuchar un comentario burlón -de los participantes- sobre un hombre que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza durante la misa de inauguración del Sínodo de la Amazonía.
“Corremos el riesgo de proponer medidas pragmáticas, cuando se nos pide una contemplación de los pueblos, una capacidad de admiración, que se hagan hacer un pensamiento paradigmático”, manifestó.
“No hemos venido a inventar programas de desarrollo social o de custodia de culturas; venimos a contemplar, a comprender, a servir a los pueblos”, precisó el Sumo Pontífice.
Para ello, es necesario recorrer un camino sinodal, es decir, que los participantes caminen juntos bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo, “por favor, no lo echemos de la sala”, bromeó el Vicario de Cristo.
Asimismo, recordó que el Instrumetum Laboris, documento de trabajo elaborado previo a la reunión, es un texto de partida por medio del cual la Tercera Persona de Dios se manifestará a través de los participantes.
En el Aula del Sínodo, el Sumo Pontífice exhortó a los padres sinodales orar para que la presencia del Espíritu Santo sea fecunda. También llamó a la reflexión, al diálogo y a la escucha con humildad bajo la consigna de estar consciente que “yo no sé todo”.
El papa Francisco subrayó que estar en el Sínodo es animarse a entrar en un proceso eclesial, no sólo ocupar un espacio en la sala. En dicho proceso es importante cuidar la atmósfera fraternal y la actitud de respeto: “necesitan cuidados con delicadeza; necesitan calor de comunidad, necesitan calor de madre e Iglesia”.
Finalmente, el Santo Padre advirtió que el proceso del Sínodo corre el riesgo de arruinarse si los participantes no son cuidadosos con la información que comparten a los profesionales de la comunicación: mientras que en el sínodo de adentro se cuidan las formas, el sínodo de afuera “por información dada con ligereza, dada con imprudencia” lleva a equivocaciones.
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